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¿Qué es la iatrogenia?
La iatrogenia (también llamada efecto iatrogénico) es cualquier daño, enfermedad o complicación que sufre un paciente como consecuencia de la intervención médica.
Este efecto no se debe a la enfermedad original del paciente, sino al propio acto médico: diagnóstico, tratamiento, cirugía o incluso la comunicación con el paciente.
Aunque muchas veces es leve o transitoria, la iatrogenia también puede ser grave, permanente e incluso mortal. Y lo más importante: en la mayoría de los casos, es evitable.
Tipos comunes de iatrogenia
Existen varios tipos de iatrogenia, dependiendo del origen del problema. A continuación, explicamos los más comunes:
- Iatrogenia farmacológica: es causada por medicamentos mal prescritos, mal administrados o mal combinados. Incluye efectos secundarios, sobredosis, interacciones medicamentosas peligrosas o reacciones alérgicas.
- Iatrogenia quirúrgica: ocurre durante o después de una intervención quirúrgica. Puede deberse a errores técnicos, infecciones postoperatorias o lesiones involuntarias de órganos o tejidos.
- Iatrogenia diagnóstica: se produce por pruebas mal indicadas o mal ejecutadas. Puede causar daños físicos (por ejemplo, radiación innecesaria) o emocionales (ansiedad por diagnósticos erróneos).
- Iatrogenia psicológica: aparece cuando la relación médico-paciente genera ansiedad, miedo o depresión. También puede surgir por una mala comunicación, falta de empatía o exceso de tecnicismos en las explicaciones.
Causas frecuentes de la iatrogenia
Aunque los profesionales sanitarios actúan con la mejor intención, existen muchos factores que pueden contribuir a la aparición de efectos iatrogénicos:
- Falta de comunicación entre médicos y pacientes
- Sobrecarga de trabajo del personal sanitario
- Uso excesivo de tecnología médica sin una indicación clara
- Errores en la prescripción o administración de medicamentos
- Falta de formación continua del personal médico
- Protocolos desactualizados o mal aplicados
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¿Es lo mismo la negligencia médica que la iatrogenia?
Toda negligencia médica es iatrogénica, pero no toda iatrogenia implica negligencia.
No, negligencia médica e iatrogenia no son lo mismo, aunque ambos conceptos implican un daño al paciente durante un proceso de atención sanitaria.
¿Qué es la negligencia médica?
La negligencia médica ocurre cuando un profesional de la salud actúa con descuido, imprudencia o sin seguir los estándares de calidad exigidos por la medicina. Este tipo de errores sí son evitables y suelen estar relacionados con una falta de atención, preparación o responsabilidad.
Ejemplos comunes de negligencia médica:
- No solicitar pruebas necesarias.
- No atender una urgencia de forma adecuada.
- Prescribir un tratamiento sin conocer antecedentes del paciente.
- Realizar una cirugía con errores básicos.
En estos casos, el daño al paciente se produce por una mala praxis profesional.
¿Y la iatrogenia?
La iatrogenia, por otro lado, no siempre implica una actuación negligente. Puede suceder incluso cuando el profesional ha actuado correctamente, pero el paciente sufre un efecto no deseado del tratamiento.
Por ejemplo:
- Un paciente sufre una reacción alérgica leve a un antibiótico, pese a que no tenía antecedentes conocidos.
- Una cirugía correctamente indicada y realizada deja una cicatriz más visible de lo esperado.
Diferencia principal
La clave está en la causa del daño:
- Si el daño se produce a pesar de actuar según los protocolos, estamos ante una iatrogenia inevitable.
- Si el daño es fruto de una acción descuidada o incorrecta, hablamos de negligencia médica.
¿Cómo reclamar una iatrogenia?
Si crees que has sido víctima de iatrogenia y has sufrido un daño como resultado de una actuación médica, puedes iniciar una reclamación. No todos los casos son indemnizables, pero sí lo son aquellos en los que ha habido negligencia o mala praxis.
A continuación, te explicamos los pasos a seguir para reclamar de forma efectiva:
Reúne toda la documentación médica
Lo primero es recopilar tu historial clínico completo, informes médicos, resultados de pruebas, tratamientos recibidos y cualquier otro documento que demuestre:
- Cuál fue el diagnóstico original.
- Qué tratamiento se aplicó.
- Qué daño o secuela se produjo después.
Este paso es esencial para demostrar la relación entre la intervención médica y el daño sufrido.
Solicita un informe pericial
Es muy recomendable contar con un informe médico pericial independiente. Un perito médico evaluará si el daño fue:
- Un efecto adverso inevitable (iatrogenia sin responsabilidad).
- O el resultado de una mala praxis (iatrogenia negligente).
Este informe será clave para valorar si tienes derecho a una indemnización.
Contacta con un abogado especializado
Un abogado experto en Derecho Sanitario o negligencias médicas podrá asesorarte sobre el tipo de reclamación más adecuada. Dependiendo del caso, puedes optar por:
- Vía administrativa (si el daño se produjo en un centro público).
- Vía civil (para reclamar una indemnización por daños y perjuicios).
- Vía penal (si hubo una conducta claramente imprudente o temeraria).
Presenta la reclamación en plazo
Los plazos para reclamar varían según el tipo de procedimiento:
- En centros públicos, el plazo suele ser de un año desde que se conoce el daño.
- En centros privados, el plazo civil es de cinco años (aunque conviene actuar cuanto antes).
- En vía penal, depende del tipo de delito, pero puede ser de tres a cinco años en la mayoría de los casos.
¿Cuál es la indemnización por iatrogenia?
La indemnización por iatrogenia depende de varios factores, especialmente de si el daño sufrido se considera evitable (por negligencia o mala praxis) o inevitable (iatrogenia no culpable).
En términos legales, solo es indemnizable la iatrogenia que deriva de un error médico, fallo en el protocolo o actuación negligente. Es decir, no toda iatrogenia da derecho a una compensación.
¿Cuánto se puede llegar a reclamar?
No existe una tarifa única, pero a modo orientativo:
- Por daños leves (como efectos secundarios transitorios o cicatrices menores), la indemnización puede oscilar entre 1.000 € y 10.000 €.
- Por daños moderados o incapacidad temporal, las cifras pueden ir de 10.000 € a 50.000 €.
- En casos de secuelas permanentes o discapacidad, se han otorgado indemnizaciones superiores a 100.000 €.
- Si el caso afecta a menores o provoca la muerte del paciente, las cuantías pueden superar los 300.000 €, dependiendo del caso y de si hubo responsabilidad penal o administrativa.
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