Primera consulta gratis
Consulta con un abogado experto en Negligencias Médicas de tu zona. Accede a nuestra red de abogados de toda España y consulta sin compromiso.
Qué es la negligencia médica por impericia
A la hora de hablar de negligencias médicas nos podemos encontrar con distintos escenarios, como son la impericia, la imprudencia y negligencia.
Lo cierto es que estos términos suelen usarse con frecuencia como sinónimos, pero en realidad presentan matices que es importante tener en cuenta.
La impericia médica, aunque se utiliza como sinónimo de negligencia, se refiere a la falta de experiencia o pericia por parte del profesional sanitario a la hora de ejercer su labor profesional.
Hablamos de impericia, cuando el trabajador no realiza sus quehaceres con la habilidad, conocimiento y experiencia que dicha labor requiere y que se le presupone a su profesión.
Estas actuaciones pueden tener consecuencias graves para el paciente, pero no todas son constitutivas de negligencia médica.
Por su parte, la imprudencia médica se da cuando existe una acción u omisión que se ha realizado por el médico contraviniendo los protocolos, de manera temeraria y eludiendo la práctica médica habitual en casos y condiciones similares.
Por último, la negligencia médica se produce cuando el profesional no actúa siguiendo las normas profesionales que rigen su actividad y no se atiene a los conocimientos y habilidades requeridos para su desempeño.
En este caso, la negligencia suele ser la consecuencia inexcusable de un descuido cometido por el profesional sanitario.
Una negligencia, sucede cuando se crea un riesgo tras una acción médica o el existente aumenta empeorando la salud del paciente.
Es decir, el médico o el profesional sanitario han actuado sin prudencia y no han tenido en cuenta las precauciones necesarias para llevar a cabo el procedimiento, lo que se puede traducir en mala praxis, y por tanto, en negligencia.
Por tanto, se produce si el profesional médico no actúa siguiendo las normas y protocolos de su profesión.
Esto puede ocurrir por un descuido, por el estrés, el cansancio o cualquier otra circunstancia, pero es una situación que se puede llevar ante un juez porque puede desencadenar en graves consecuencias para el paciente afectado.
Así, una vez aclarados los conceptos básicos dentro de la negligencia médica, podemos dar algunos ejemplos sobre intervenciones que fueron consideradas por la justicia como impericia médica:
- Negligencia por prescripción inadecuada de medicamentos: para poder administrar de manera adecuada una medicación es necesario que el personal encargado de ello tenga conocimientos de farmacología. Si no los tiene o estos son insuficientes para el desempeño de su profesión puede estar incurriendo en una negligencia médica por impericia ya que puede provocarle una sobredosis o una intoxicación al paciente.
- Anestesia aplicada inadecuadamente: el proceso para aplicar la anestesia varía según la parte del cuerpo en la que esta se vaya inyectar. Una de las situaciones más complicadas y que requieren una mayor experiencia por parte del profesional sanitario es la inyección del anestésico dentro del canal raquídeo para anestesiar las parte inferior del cuerpo para una intervención. Para que este proceso tenga éxito y los miembros inferiores no puedan moverse durante la cirugía y evitar que el paciente sienta dolor, es imprescindible realizar el pinchazo en la zona establecida por los protocolos. Si esta se realiza por encima del área indicada para evitar dañar la médula del paciente y provocar la salida de líquido cefalorraquídeo a través de la abertura. En le caso de que la punción se realice en otra zona, este acto sería constitutivo de una impericia médica ya que el profesional no cuenta con las habilidades y el conocimiento necesario para realizar este proceso de la manera adecuada, causando con ello problemas de salud graves al paciente.
- Colocación de una vía de manera incorrecta: colocar mal una vía es una impericia que se produce por falta de habilidad y experiencia en los profesionales sanitarios encargados de realizar esta labor. Aunque parezca un acto menor, hacerlo de una forma inadecuada puede dar lugar a una extravasación de la vía que puede traducirse en secuelas muy importantes para la salud del paciente.
- Diagnóstico incorrectos: pueden darse cuando el profesional sanitario desconoce los síntomas que provoca determinada dolencia, lo que le puede llevar a ofrecer un diagnóstico erróneo y por tanto un daño en el paciente.
- Error en la cirugía por falta de experiencia: si el cirujano no tiene la experiencia requerida para realizar determinados procedimientos puede someter al paciente a riesgos muy graves como pueden ser la perforación de órganos u otras complicaciones derivadas de la cirugía.
- Mala colocación en el quirófano: colocar al paciente en una postura inadecuada durante una intervención quirúrgica también puede ser considerado como una impericia del personal sanitario, ya que este gesto puede provocar lesiones neurológicas o isquemia en algún órgano vital o miembro del paciente.
Mala praxis por negligencia, imprudencia o impericia
En primer lugar, para poder comprender qué es una negligencia médica por impericia, es necesario saber a qué nos referimos cuando hablamos de mala praxis.
Esta se refiere a la responsabilidad que tiene el profesional en los actos que han sido realizado y que constituyen una negligencia.
Es decir, una mala praxis es un acto en el que el profesional de la salud a provocado un daño a en la salud o el cuerpo de un paciente como consecuencia de haber realizar un procedimiento profesional de manera negligente o imprudente. En este sentido es importante señalar en qué situaciones un acto médico se puede considerar como imprudente.
Será un delito por imprudencia, cuando la acción llevada a cabo por el profesional de la salud desemboca en una infracción tipificada en el Código Civil o el Penal, dependiendo de la gravedad de la misma.
Para ello, será imprescindible poder comprobar el alcance de las consecuencias de la acción realizada y qué problemas ha podido desencadenar en el paciente.
Del mismo modo, será necesario demostrar la relación de causalidad entre el acto y las consecuencias sufridas por parte del afectado.
Por otro lado, también se considera como delito en aquellos casos en los que la acción que ha sido realizada por el profesional sanitario provoca lesiones previsibles, pero que se podrían haber evitado. En este sentido, es posible pedir responsabilidades por la actuación realizada por parte del médico.
Cuando la relación causa efecto entre la acción realizada por el profesional sanitario y las consecuencias para el paciente, estaríamos hablando de negligencia, por lo que el paciente estaría en su derecho de denunciar una negligencia médica y exigir responsabilidades legales.
Es importante señalar que el Código Penal incluye una diferenciación entre imprudencias graves y menos graves que hay que tener en cuenta. Dentro de estas imprudencias se englobaría la impericia como veremos a continuación.
En este sentido, es importante destacar que tras la reforma del Código Penal realizada en el año 2015, la imprudencia leve desaparece de este código para pasar a gestionarse por vía civil tal y como se indica en el artículo 1902 del Código Civil y la Ley Orgánica 4/2015 de 30 de marzo de protección de la seguridad ciudadana, según determinados grados de imprudencia.
Artículo 1902 del Código Civil: “el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia está obligado a reparar el daño causado”.
Por tanto, cuando nos referimos a imprudencia grave, lo hacemos para hablar de aquellos actos en los que el responsable no prevé las consecuencias de este y expone, por tanto, al paciente a un daño que se podría haber evitado.
En el caso de las lesiones que se hayan producido son menos graves, sería necesario realizar una análisis pormenorizado del caso para identificar claramente por qué vía debe tramitarse. Si existen dudas sobre naturaleza de la experiencia, la mejor opción es dejarse asesorar por un abogado especializado en la materia.
Y es en este punto, en el de la imprudencia grave, en el que entra en juego la impericia ya que se trata de una imprudencia profesional que se lleva a cabo cuando el médico realiza dicha acción con ineptitud o ignorancia al desconocer o no seguir las reglas establecidas en los protocolos que regulan la profesión.
Se trata de un tipo de imprudencia que está penado y que puede conllevar la inhabilitación profesional del sanitario responsable del acto y penas de prisión dependiendo del delito cometido.
Cómo reclamar una negligencia médica por impericia
Como ya hemos visto, es posible reclamar una negligencia médica por impericia profesional siempre y cuando esta cumpla con los requisitos para ser considerada como imprudencia grave, que son que la acción se haya cometido como consecuencia de un acto humano, que este sea considerado como antijurídico, que exista una actuación imprudente o dolosa, que la persona que realice la acción es imputable y que la conducta sea punible.
Si se cumplen estos requisitos y la acción lleva aparejada como consecuencia un delito recogido en el Código Penal podrá ser reclamada por esta vía.
Es importante indicar que es imprescindible que las reclamaciones se realicen dentro del plazo estipulado para ello. Por norma general existen 2 años desde la fecha en la que se descubre la lesión por parte del paciente, aunque este plazo puede aumentar a 10 años en casos concretos.
La mejor opción, si has sufrido una negligencia médica de este tipo, es que realices las acciones pertinentes en cuanto tengas conocimiento de lo sucedido para evitar que el plazo expire con las consecuencias que eso puede tener para el paciente afectado.
No todos los casos de impericia médica se traducen en una negligencia médica ya que la relación entre ambos viene determinada por distintos factores.
El más importante para que pueda ser considerada como tal es que el resultado final del acto médico se deba a una falta de competencia por parte del profesional sanitario y que este tenga un impacto directo en la salud del paciente.
Es decir, será necesario poder demostrar que ha habido una negligencia provocada porque el profesional encargado de realizar un procedimiento no tenía la pericia, habilidad o experiencia suficiente para poder llevar a cabo determinada acción y que con ello ha provocado que la salud del paciente se vea gravemente afectada.
En este punto, podemos señalar que, aunque la impericia médica es una forma negligencia por imprudencia, no todas las impericias pueden ser catalogadas como negligencia médica de manera automática ya que será imprescindible acreditar que hay una falta de competencia del profesional sanitario que haya sido la causante del daño.
Así, una negligencia médica depende de la existencia de impericia y del resultado final de la misma. atar los servicios de abogados especialistas en negligencias médicas, como nosotros.
Nos encargamos de estudiar tu caso y contarte si tiene recorrido, dado que un perito médico se encargará de analizarlo para ver si se ha actuado con imprudencia y sus consecuencias.
Primera consulta gratis
Consulta con un abogado experto en Negligencias Médicas de tu zona. Accede a nuestra red de abogados de toda España y consulta sin compromiso.