Sanitaria examina a mujer embarazada con estetoscopio, en contexto de complicaciones por preeclampsia no tratada.

Negligencia médica por preeclampsia

La preeclampsia es una complicación del embarazo que puede provocar daños renales, hepáticos y cerebrales. Si no se diagnostica ni trata adecuadamente, puede derivar en consecuencias muy graves para la madre y el feto, constituyendo una clara negligencia médica.

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¿Qué es la preeclampsia?

La preeclampsia es una enfermedad que afecta a algunas mujeres embarazadas, generalmente a partir de la semana 20 de gestación. Se caracteriza por:

  • Presión arterial elevada (hipertensión).
  • Presencia de proteínas en la orina (proteinuria).
  • En algunos casos, también puede haber alteraciones hepáticas, renales o neurológicas.

Si no se detecta ni trata a tiempo, puede evolucionar a formas más graves como la eclampsia (convulsiones) o el síndrome HELLP, y provocar complicaciones graves o incluso la muerte.

Síntomas de la preeclampsia

La preeclampsia puede presentarse de manera variada y con diferentes grados de gravedad. Reconocer los síntomas es fundamental para buscar atención médica oportuna. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Presión arterial alta: uno de los signos más característicos de la preeclampsia es la presión arterial alta (hipertensión). Los valores de presión arterial suelen superar los 140/90 mm Hg.
  • Retención de líquidos: la preeclampsia a menudo causa hinchazón en las manos, pies y cara debido a la retención de líquidos.
  • Problemas visuales: los cambios visuales, como visión borrosa o aparición de destellos luminosos, pueden ser indicativos de preeclampsia.
  • Dolores de cabeza intensos: los dolores de cabeza persistentes y severos pueden ser un síntoma de esta condición.
  • Dolor abdominal superior: el dolor en la parte superior del abdomen, cerca del área del hígado, puede ser una señal de alarma.
  • Cambios en la función hepática y renal: los análisis de sangre pueden revelar alteraciones en la función del hígado y los riñones, lo que es común en casos de preeclampsia.

Disminución de la producción de orina: la preeclampsia puede llevar a la reducción de la producción de orina.

Principales causas de la preeclampsia

La preeclampsia es una condición médica que afecta a un número significativo de mujeres embarazadas, pero su origen exacto sigue siendo objeto de investigación. Aunque las causas precisas de la preeclampsia aún no se comprenden completamente, se han identificado varios factores que pueden contribuir a su desarrollo.

  • Problemas en la placenta: se cree que los problemas en la placenta, como el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la placenta, desempeñan un papel crucial en la preeclampsia. Estos problemas pueden afectar el flujo sanguíneo adecuado a la placenta, lo que a su vez puede dar lugar a una serie de complicaciones.
  • Factores genéticos: existe evidencia que sugiere que la predisposición genética puede aumentar el riesgo de desarrollar preeclampsia. Si tienes antecedentes familiares de preeclampsia, es posible que tengas un mayor riesgo.
  • Problemas en el sistema inmunológico: algunos investigadores han explorado la relación entre el sistema inmunológico y la preeclampsia. Se cree que el sistema inmunológico de la madre puede reaccionar de manera anormal ante la presencia de la placenta y contribuir a la inflamación y el daño vascular.
  • Presión arterial alta previa al embarazo: las mujeres con hipertensión crónica tienen un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia durante el embarazo.
  • Diabetes preexistente: la diabetes preexistente, especialmente si no está bien controlada, puede aumentar las posibilidades de desarrollar preeclampsia.
  • Embarazo múltiple: las mujeres que esperan gemelos, trillizos u otros múltiples pueden tener un mayor riesgo debido a la carga adicional en el sistema circulatorio y la placenta.
  • Primer embarazo: el primer embarazo, especialmente en mujeres mayores de 35 años, puede aumentar el riesgo de preeclampsia.

Comprender estas posibles causas es esencial para la prevención y la atención adecuada durante el embarazo.

Preeclampsia precoz

La preeclampsia precoz es una variante de esta afección que se presenta antes de las 20 semanas de embarazo. Aunque menos común que la preeclampsia que se desarrolla más tarde en el embarazo, la preeclampsia precoz puede ser particularmente peligrosa tanto para la madre como para el feto.

La aparición temprana de la preeclampsia puede complicar significativamente el curso del embarazo, ya que puede afectar el crecimiento y el desarrollo del feto. Además, la madre corre un mayor riesgo de complicaciones graves, como daño a órganos vitales.

El diagnóstico y el manejo de la preeclampsia precoz requieren una atención médica especializada y una monitorización constante para garantizar la salud y la seguridad de la madre y el bebé. Esto puede incluir la administración de medicamentos para controlar la presión arterial, reposo en cama y una atención prenatal más rigurosa.

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Tratamiento de la preeclampsia precoz

El tratamiento de la preeclampsia precoz se enfoca en controlar los síntomas y prevenir complicaciones graves. Las medidas pueden incluir:

  • Control de la presión arterial: el tratamiento de la preeclampsia precoz a menudo implica el uso de medicamentos para reducir la presión arterial y mantenerla en niveles seguros.
  • Reposo en cama: el reposo absoluto puede ser necesario para reducir el estrés en el sistema circulatorio y garantizar un flujo sanguíneo adecuado al feto.
  • Monitorización frecuente: tanto la madre como el feto deben ser monitoreados de cerca mediante análisis de sangre, ecografías y otros exámenes médicos.
  • Inducción del parto: en casos graves de preeclampsia precoz, puede ser necesario inducir el parto antes de lo previsto para garantizar la seguridad de ambos.

El tratamiento es personalizado y depende de la gravedad de la condición y la salud general de la madre y el bebé.

¿Cómo saber si puedo sufrir preeclampsia durante el embarazo?

Determinar si estás en riesgo de desarrollar preeclampsia es fundamental para garantizar una atención prenatal adecuada y un monitoreo constante. Algunos factores de riesgo incluyen:

  • Historial previo de preeclampsia: si has experimentado preeclampsia en un embarazo anterior, tienes un mayor riesgo de padecerla nuevamente.
  • Hipertensión crónica: las mujeres con hipertensión crónica antes del embarazo tienen un riesgo aumentado.
  • Diabetes: la diabetes, especialmente si no está bien controlada, puede aumentar las posibilidades de preeclampsia.
  • Embarazo múltiple: la gestación de gemelos, trillizos u otros múltiples puede aumentar el riesgo.
  • Primer embarazo después de los 35 años: Las mujeres que tienen su primer embarazo después de los 35 años pueden tener un mayor riesgo.
  • Obesidad: el sobrepeso u obesidad antes del embarazo pueden aumentar las probabilidades de desarrollar preeclampsia.

¿Qué se considera negligencia médica por preeclampsia?

Existe negligencia médica por preeclampsia cuando los profesionales sanitarios no actúan conforme a los protocolos médicos establecidos, y como consecuencia de ello, la madre o el bebé sufren daños que podrían haberse evitado.

Algunas situaciones frecuentes de mala praxis son:

  • No realizar controles de presión arterial durante el embarazo.
  • Ignorar los síntomas evidentes referidos por la paciente.
  • No solicitar análisis de orina ni analíticas ante la sospecha.
  • Retrasar el diagnóstico pese a los signos clínicos.
  • No derivar al hospital cuando la situación lo requiere.
  • No inducir el parto o practicar cesárea urgente en casos graves.
  • Manejo incorrecto de la preeclampsia en el parto.

Estos errores pueden derivar en graves consecuencias para la salud e incluso provocar secuelas permanentes o muerte.

¿Cómo demostrar una negligencia médica por preeclampsia?

Probar la existencia de negligencia médica por preeclampsia requiere un análisis técnico y jurídico. Es fundamental recopilar pruebas médicas que permitan identificar:

  • La existencia de la preeclampsia.
  • La evolución del embarazo y los controles realizados.
  • Las decisiones médicas adoptadas.
  • La relación de causalidad entre la actuación médica y el daño producido.

Pruebas esenciales para reclamar:

  • Historial clínico completo (embarazo, parto y puerperio).
  • Informes de urgencias y hospitalización.
  • Resultados de analíticas y ecografías.
  • Registro de tensión arterial durante el embarazo.
  • Informes de neonatología, en caso de daño al bebé.
  • Peritaje médico-legal independiente.

Plazos para presentar una reclamación por negligencia

El plazo para reclamar depende del tipo de centro médico:

  • Hospital público: 1 año desde que se conoce el daño, a través de la vía de responsabilidad patrimonial.
  • Centro privado: 5 años desde el hecho, mediante demanda civil.
  • Vía penal: hasta 5 años si hay lesiones graves o muerte, aunque es menos habitual.

En caso de bebés afectados, puede estudiarse el inicio del plazo desde que se diagnostican las secuelas, no desde el parto.

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