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Qué es una negligencia por prescripción inadecuada de medicamentos
Dentro de las negligencias médicos, la prescripción inadecuada de medicamentos es una de las más comunes. En estos casos, se da cuando un facultativo prescribe un fármaco de forma incorrecta.
Se considera una prescripción errónea cuando el médico no ha realizado la selección pertinente del medicamento, cuando la dosis no es la adecuada, en los casos en los que no se aplicado por la vía indicada, si no se han tenido en cuenta las alergias que pudiese tener el paciente o las posibles contraindicaciones de su administración.
Se considera, por tanto negligencia ya que se adecúa a lo indicado en el artículo 1902 del Código Civil en el que se indica que cualquier otra persona que causa daño a otra, ya sea por acción u omisión y que presenta culpa o negligencia es responsable de la reparación de dicho daño.
Por tanto, quienes lo sufren, están en su derecho de emprender acciones legales para poder solventarlo.
El objetivo de la administración de un medicamento, no es otra que la de utilizarlo para modificar funciones dentro del cuerpo de la persona que lo recibe para conseguir los resultados terapéuticos deseados.
Es decir, el médico, de manera consciente decide aplicar dicho fármaco con el objetivo de curar una dolencia, independientemente del tipo que esta sea.
Cuando esta administración se realiza de manera inadecuada y tiene consecuencias para el paciente, se considera como negligencia médica.
En este sentido, es importante señalar que no todos los pacientes tienen las mismas consecuencias por la administración de un fármaco y que los daños producidos por él pueden alcanzar distinta gravedad.
Tipos de negligencia médica por medicamentos
Como ya hemos señalado, las negligencias médicas por prescripción de medicamentos pueden presentarse en distintos tipos y niveles, derivados de su aplicación y otros factores que influyen en el que el tratamiento no sea el adecuado para el paciente y le pueda causar daños.
Retraso en la prescripción
Se considera negligencia a los retrasos en la prescripción ya que, cuando este es injustificado, puede provocar consecuencias muy graves para el paciente. Es decir, cuando un paciente con una dolencia no es tratado cuando debe con los fármacos que necesita, puede ver comprometida su salud.
Por ejemplo, en pacientes que están tratados, por dolencias previas, con antiagregantes o anticoagulantes y que deben someterse a una cirugía, deben ser tratados con los medicamentos adecuados tras esta, ya que si no se suministran rápido pueden provocarle un trombo, lo que puede traducirse en lesiones de gran envergadura o la propia muerte.
En casos de cirugía, también suelen aplicarse medicamentos antibióticos como profilaxis para evitar infecciones graves. Si estos no se administran de manera adecuada o se hace tarde, el paciente podría sufrir una septicemia que puede provocar fallos muy graves en el paciente.
Prescripción de medicamentos inadecuados
A la hora de administrar un medicamento, es importante que el facultativo tenga en cuenta todos los antecedentes del paciente, las patologías previas que padece y el tratamiento que ya tiene prescrito con anterioridad.
Por ello, el médico tiene la obligación de consultar la historia médica para poder comprobar si el medicamento que va a prescribirle puede presentar alguna interacción con los que ya toma o puede causarle daños graves debido a su historial y enfermedades que padezca.
Independientemente de si no ha consultado la historia por despiste, por equivocación o por exceso de confianza, este acto puede derivar en una negligencia grave por prescripción de medicamentos.
Por tanto, es posible, si se omite este paso que el medicamento que se suministre al paciente no sea el adecuado o sea incompatible con la medicación que ya toma, provocándole problemas graves.
Reacciones alérgicas
Es posible que los medicamentos prescritos por el facultativo y que tienen como objetivo combatir determinada dolencia, puedan causar problemas más graves al paciente debido a que pueden desencadenarle una reacción alérgica.
Por ello, es importante que el médico consulte bien la historia clínica del paciente y que le pregunte para conocer si tiene alergias a algún medicamento o es propenso a sufrir este tipo de reacciones ante algún componente que los fármacos pudieran contener.
Esto se debe, a que los medicamentos pueden contar con principios activos que pueden reaccionar con el paciente provocándole un shock anafiláctico que puede derivar en problemas muy graves para su salud.
Suministrar una cantidad inadecuada
El medicamento debe prescribirse atendiendo siempre a la dosis adecuada, ya que si la cantidad suministrada se realiza de manera errónea puede provocar consecuencias peligrosas para la salud.
Por ejemplo, si las cantidades que el facultativo recomienda para la patología a tratar, no son las que deben podrían traducirse en fallos graves para el paciente.
Falta de información sobre los medicamentos
El médico es el encargado de revisar cuáles son los principios activos del fármaco, para qué se utiliza, las interacciones que puede tener, las contraindicaciones y los efectos secundarios que puede provocar para el paciente. Por tanto, es responsabilidad del facultativo estar actualizado en todo momento y revisar correctamente las características del fármaco antes de prescribirlo.
Del mismo modo, es importante que sea capaz de informar con transparencia al usuario sobre los efectos que puede tener dicho medicamento para él.
Por tanto, siempre debe indicar al paciente todos los datos relativos al fármaco que le va a prescribir para que este tenga toda la información posible sobre este antes de tomarlo.
A esto hay que sumarle, que en algunas ocasiones, las negligencias médicas por prescripción inadecuada, pueden deberse a otros factores como pueden ser una preparación inadecuada, un etiquetado incorrecto o un error de transcripción o de comunicación a la hora de solicitar dicho fármaco.
Es decir, algunos medicamentos pueden presentar nombres similares, aunque su uso no sea el mismo, por ello, en ocasiones la mala prescripción puede derivarse de una confusión en la nomenclatura del fármaco.
En estos casos, el personal encargado de facilitar el medicamento debe ser capaz de identificar si la solicitud del mismo es errónea para poder adjudicar el adecuado.
En este sentido, cuando las prescripciones se realizan de manera manuscrita, es frecuente que haya errores a la hora de identificar cuál es el medicamento que se solicita. En la actualidad, es una de las causas menos frecuentes, ya que la digitalización de los centros sanitarios ha ayudado a reducir este tipo de errores.
Del mismo modo, el mal etiquetado de un medicamento puede provocar daños graves en el paciente, por lo que puede traducirse en una negligencia médica derivada de que la fórmula o el paquete no reflejan verdaderamente el fármaco que contienen.
Por otro lado, las proporciones de la fórmula del medicamento deben ser adecuadas, pero hay situaciones en las que estas pueden presentar algún defecto. E
n este sentido, cuando se detectan, son retiradas del mercado para evitar que puedan causar daños en las personas que lo ingieran, lo que sería considerado como negligencia.
Por último, es necesario señalar que cuando los medicamentos son de venta libre, no han sido prescritos por un facultativo y el paciente haya decidido tomárselos por sus propios medios, no estaríamos hablando de negligencia médica.
Es decir, cuando los daños causados por un fármaco proceden de una automedicación por parte del paciente, el caso no puede tratarse como una negligencia al no haber intervención de un facultativo en ninguna fase del proceso.
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Cómo detectar una negligencia por prescripción inadecuada de medicamentos
En los casos de negligencia es fundamental poder identificar si realmente se trata de una y el procedimiento a seguir en cada caso.
Es decir, es necesario poder detectar los errores que se han producido y los daños que han causado por mala praxis. En este sentido, es importante señalar que cada caso es único y debe ser analizado de manera individualizada.
A pesar de ello, una negligencia por prescripción de medicamentos puede ser la derivada por una dosis inadecuada o un medicamento que puede causar daños al paciente cuando este es alérgico a cualquiera de sus principios activos.
El médico en estos casos, siempre debe revisar el historial del paciente y este, debe demostrar que efectivamente esa negligencia se ha producido.
Dicho de otro modo, el médico debe revisar la historia clínica del paciente para comprobar si verdaderamente se ha producido una negligencia por prescripción del medicamento y el paciente, por su parte, deberá demostrar que realmente la negligencia ha tenido lugar.
En este sentido, una mala praxis a la hora de recetar un medicamento puede tener consecuencias muy graves para el paciente y ante este tipo de problemas, este está protegido por la legislación española.
Es posible que los errores puedan ser identificados por el personal médico al revisar la documentación del paciente tras el alta o por el propio paciente. En estos casos, si es posible detectarlo a tiempo, el riesgo de sufrir daño se minimiza considerablemente al contar el paciente con un margen de reacción más amplio.
Por ello, es fundamental avisar al paciente o a su familia del error para poder evitar problemas mayores.
Del mismo modo, el paciente puede experimentar efectos secundarios graves que no se corresponden con los de los medicamentos que se está tomando, es posible que tras investigarlo, el personal médico pueda llegar a la conclusión de que estos son causados por una mala administración de fármacos. En estos casos, será necesario realizar un seguimiento de los medicamentos que se han administrado y las reacciones adversas que puede causar para poder determinar si ha habido o no negligencia.
En el caso de que ya se hayan producido problemas es recomendable que el paciente cuente con los servicios de un abogado, ya que este será el encargado de poder determinar si existe una relación entre el error médico y los problemas que padece su cliente.
Es decir, si estos, son consecuencia directa de una negligencia por prescripción médica.
Cómo reclamar una indemnización
Si has sido víctima de una negligencia médica por prescripción inadecuada de medicamentos, puedes reclamar una indemnización por ello.
El primer paso, para poder demostrar que efectivamente ha sido así, es ponerte en contacto con un abogado especializado en este tipo de problemas para que pueda ayudarte a afrontar el procedimiento, del mismo modo, es importante contar con los servicios de un perito médico para realizar todas las comprobaciones pertinentes.
Es necesario, por tanto, que el paciente demuestre que se ha producido un error a la hora de suministrarle una medicación y si, en efecto, existe relación fundamentada entre los daños que se reclaman y el medicamento administrado por el facultativo.
En este punto, es donde entra en juego el perito, ya que él deberá buscar la relación de causalidad entre el medicamento y los daños causados al paciente.
Por tanto, es importante que puedan proporcionarse toda la documentación que sea posible para acreditar los daños y su causa al abogado, que será el encargado de presentar la demanda ante los tribunales.
Por su parte, el facultativo que ha cometido la negligencia, si esta se demuestra, se enfrentará al pago de una indemnización económica acorde a las tablas establecidas para ello y en el peor de los casos, cuando los daños sean muy graves, también puede llevar aparejadas multas, inhabilitación profesional de hasta 6 años y penas de prisión de hasta 4 años.
Plazos para reclamar
Los plazos para emprender una reclamación son importantes, así en los casos de ser víctima de una negligencia médica por prescripción de medicamentos, debes tener en cuenta que estos serán diferentes atendiendo al tipo de daño causado y al procedimiento que se va a efectuar.
Así, los plazos generales se encuentran regulados por el artículo 1964 del Código Civil que fija estos en 5 años desde el momento en el que se tuvo conocimiento del daño causado.
En este punto, es importante señalar, que en casos de fallecimiento o de secuelas, existe un plazo de 1 año para poder reclamar que comienza a computarse desde la fecha de la muerte o desde que se conoció el alcance definitivo de los daños.
Si es un caso de daño continuado o de daño permanente, el plazo de prescripción comienza desde que se tuvo conocimiento del mismo.
Por otro lado, el plazo de prescripción se puede interrumpir en los casos en los que el perjudicado inicie un procedimiento judicial, momento a partir del cual, se reinicia de nuevo el plazo.
Del mismo modo, puede suspenderse cuando la víctima es un menor de edad o sufre una incapacidad temporal derivada de una enfermedad grave.
Otro de los factores que entran en juego es el lugar en el que se ha llevado a cabo la negligencia, es decir, si se ha producido en un centro público esta estará regulada por la ley 30/1992 en la que se establece un plazo de un año para realizar la reclamación.
Cuando esta se ha producido en un centro privado, el procedimiento sigue la vía civil con un plazo de prescripción de 5 años, salvo en los casos específicos en los que se pueden aplicar las excepciones anteriormente mencionadas.
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