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Qué son las ventosas
Las ventosas son instrumentos que se utilizan para ayudar al bebé a pasar por el canal del parto en caso de que existan complicaciones para que pueda lograrlo de manera natural.
Se trata de unas pinzas que se colocan sobre la cabeza del bebé y que ayudan a guiarlo para a través del canal del parto. Es decir, se utilizan para ayudar al descenso del bebé y ayudarle así a salir.
Llegados a este punto, es importante señalar que las ventosas se utilizan cuando se realizar un parto instrumental, es decir, un procedimiento que ayuda a la mujer en el expulsivo a través de distintos instrumentos que permiten al beber salir al exterior.
Para que puedan aplicarse, la cabeza del bebé debe haber pasado ya por los canales de la pelvis e imitan los movimientos producidos durante el parto natural. Con ello se maneja la cabeza del bebé minimizando los posibles daños tanto en la madre como en el niño.
La ventosa obstétrica, también llamada extractor de vació es un instrumento que facilita la extracción por vía vaginal cuando hay complicaciones que así lo requieran.
Se tara de un instrumento fabricado en metal o plástico, articulado que puede flexionarse, rotarse y tirar, de manera limitada para facilitar el parto.
La ventosa funciona aplicando presión negativa a la cabeza del bebé a través de una campana. Para que sea efectiva, la presión debe ejercerse de manera simultanea a la contracción, de manera que se logre, mediante las dos presiones ayudar al parto natural.
Cuándo deben usarse las ventosas
El uso de ventosas en el parto tan solo debe aplicarse cuando se cumplan los requisitos recogidos en los protocolos médicos, ya que su uso inadecuado puede causar secuelas y poner en riesgo la vida de la madre y el bebé. Por tanto, será necesario:
- Dilatación completa
- Vejiga vacía
- Membranas rotas
- Cabeza del bebé encajada
- Aplicación de anestesia y analgesia adecuada y suficiente para tolerar el parto
Además de todo lo anterior, no podrá aplicarse y estará contraindicadas para bebés prematuros de menos de 34 semanas de gestación, cuando hay antecedentes de daños en el cuero cabelludo o cuando existen sospechas de patologías que pueden provocar lesiones graves.
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¿Cuándo se puede considerar negligencia el uso de ventosas?
El uso de ventosas durante el parto es una intervención médica que se realiza con el objetivo de asistir al bebé a nacer cuando el trabajo de parto no progresa de manera óptima.
Aunque puede ser una herramienta valiosa para asegurar el bienestar tanto de la madre como del neonato, su aplicación incorrecta o innecesaria puede acarrear una serie de consecuencias adversas.
Es esencial que los profesionales médicos evalúen cuidadosamente cada situación para minimizar los riesgos asociados con esta práctica.
Secuelas causadas por las ventosas en el parto
Las ventosas son uno de los instrumentos más utilizados cuando se trata de realizar un parto instrumental y aunque su uso esté muy extendido, no quiere decir que estén exentas de riesgo.
Por este motivo solo deben aplicarse en las situaciones que así lo requieren. Los problemas causados pueden manifestarse de inmediato tras su uso, pero otros pueden darse con el paso del tiempo, por lo que es importante saber identificarlos para saber si se ha incurrido en algún tipo de negligencia médica por su uso cuando no se han seguido los protocolos sanitarios pertinentes.
Secuelas para el bebé
El uso de ventosas durante el parto puede llevar aparejados una serie de riesgos para el bebé que es importante conocer.
- Lesiones en el cuero cabelludo: la aplicación de la ventosa sobre la cabeza del bebé puede provocar hematomas, laceraciones o incluso desgarros en el cuero cabelludo, dependiendo de la fuerza ejercida y de la duración de la succión.
- Hemorragias intracraneales: una de las complicaciones más graves asociadas al uso de ventosas es el riesgo de hemorragia dentro del cráneo del bebé. Esto puede llevar a condiciones más severas, como la hemorragia subgaleal, que requiere atención médica inmediata.
- Daño neurológico: aunque es menos común, existe el riesgo de que el bebé sufra daños neurológicos debido a la presión ejercida sobre su cabeza. Esto puede incluir parálisis del nervio facial o daños más extensos que afecten el desarrollo neurológico futuro del niño.
- Marcas o cicatrices: el uso de ventosas puede dejar marcas temporales o cicatrices permanentes en la cabeza del bebé.
Secuelas para la madre
Durante este proceso, la madre también sufre y se puede enfrentar a distintos inconvenientes derivados del uso de este instrumental.
- Desgarros vaginales y perineales: especialmente si la intervención se combina con la necesidad de realizar un parto vaginal operativo.
- Hemorragias postparto: la manipulación y las fuerzas ejercidas durante un parto con ventosas pueden contribuir a un mayor riesgo de hemorragia postparto debido a lesiones en el canal de parto o a la fatiga del útero.
- Infecciones: cualquier intervención que rompa las barreras naturales del cuerpo puede aumentar el riesgo de infección.
- Trauma psicológico: Además de las consecuencias físicas, un parto complicado que requiere la intervención con ventosas puede dejar secuelas emocionales o psicológicas en la madre, incluyendo estrés postraumático o ansiedad.
Obligatoriedad de consentimiento informado para el uso de ventosas en el parto
Antes de realizar una intervención con ventosas o cualquier otro instrumento la paciente debe ser informada de qué técnica se va a utilizar y los riesgos que conlleva tal y como se recoge en la Ley 41/2002 de autonomía del paciente.
La falta del consentimiento informado se considera negligencia médica, por lo que sin la autorización de la madre no podrá realizarse. Este consentimiento suele hacerse de forma verbal y la paciente tiene derecho a negarse o a solicitar una alternativa a su uso.
En caso de experimentar cualquiera de estas consecuencias como resultado de un parto con ventosas, es importante buscar asesoramiento legal especializado para evaluar la posibilidad de iniciar una reclamación por negligencia médica.
¿Cómo realizar una reclamación el por el uso de ventosas en un parto?
La reclamación por negligencia médica en el parto sigue un proceso específico que comienza con la recopilación de toda la documentación relevante, incluyendo el historial clínico completo del embarazo, el parto y cualquier intervención posterior.
Es importante actuar rápidamente ya que los plazos para iniciar una reclamación varían si el parto tuvo lugar en un centro público o privado.
Centro público
En el caso de negligencias ocurridas en el ámbito de la sanidad pública, la reclamación se dirige contra la administración correspondiente.
El plazo para presentar una reclamación de responsabilidad patrimonial de la administración por negligencia médica es de un año. Este plazo comienza a contar desde el momento en que se produce el hecho o desde que el afectado tiene conocimiento de las lesiones y de su posible relación con la actuación médica.
Centro privado
Para negligencias sucedidas en centros médicos privados, la reclamación se realiza por la vía civil. Cuando se trata de una acción por responsabilidad extracontractual (es decir, sin existencia de contrato entre paciente y médico o centro médico), el plazo es también de un año desde el momento en que el perjudicado conoce la lesión y su relación con el acto médico.
Si la relación entre el paciente y el profesional o centro médico es contractual (por ejemplo, si existe un acuerdo previo de prestación de servicios médicos), el plazo para reclamar es de cinco años, según el artículo 1.964 del Código Civil, modificado por la Ley 42/2015, que redujo este plazo desde los quince años anteriores.
¿Quién es responsable?
Los responsables de la negligencia pueden ser tanto el personal médico directamente involucrado como la institución donde se llevó a cabo el parto.
En el sector público, la reclamación se dirige contra la Consejería de Salud correspondiente, mientras que en el sector privado, la responsabilidad puede recaer tanto en el médico como en la propia clínica u hospital, dependiendo de las circunstancias del caso y de si existe un contrato de servicios médicos.
Iniciar una reclamación eficaz requiere de la asistencia de abogados especializados en negligencias médicas, que trabajarán en conjunto con peritos médicos para establecer el nexo causal entre la actuación del personal de salud y las lesiones sufridas.
El informe pericial será fundamental para determinar la viabilidad de la reclamación y para cuantificar adecuadamente la compensación por los daños y perjuicios ocasionados.
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